¡Qué difícil cuando existen barreras
que impiden impulsarme!
Cuando el resplandor de la noche
se vuelve ciego
y el amor se ensombrece
por la falta de alegría.
¡Qué difícil mirarla y no poder tocarla!
Tener esas ansias de tomar la luna
y entregársela...Sería mi fortuna.
¡Qué difícil caminar vacilante por la calle
y pensar, y pensar, sin tener que brindarle!
Mirar que mi fachada
afronta el sinsabor y la tristeza
por no tener que ofrecerle;
ver volar el corazón dolido
que se congela con el aire
y sangrante se refugia
en la historia de la vida.
¡Ay vida!,
concédeme salir triunfante,
no tener limitante,
y vencer en este combate
para entonces ofrecerle,
a la heroína de mi cuento,
todo lo que ella merece.
Donde brille como reina
y dé realce a esta vida,
con su aliento.
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