Me aleje de ti,
como la noche con la ausencia de su brillo,
como el poema que no provoca un suspiro,
como una flor que perdió su aroma.
Me aparte de tu hermosura
que mi sol quemante
no alumbraba en su llanura.
He de confesarte que sí soñé algún día
despertar en medio de tu locura
y recorrer en tu navío el mar de tu destino,
que entre tormentas juntos recorrimos.
Le he dicho a mi corazón
cómo tu recuerdo es
el bálsamo de nuestra herida
y es la salida a mi amor en demasía;
que sangrante de dolor
ahí incrustada quedarás,
tatuada con tu magia y tu esplendor,
para brindarte en alma,
lo que en vida no diera mi sabor.
Me aleje de ti, porque eres una emperatriz;
yo, un simple marinero, que vino de la mar,
ansiando ser feliz.
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