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Dejé que muriera en el fondo del mar
el coral de mis besos de fuego,
la arrogancia de tu belleza,
el embeleso de tu presencia.
Dejé que muriera en el fondo del mar
el elixir de mi amor,
el frondoso ramillete de dulzura,
la miel que destilabas cuando te acariciaba.
Dejé que muriera en el fondo del mar
el compendio de poemas que te escribía,
el éxtasis de amor donde navegaba
el paraíso del cielo cuando te abrazaba.
Dejé que muriera en el fondo del mar
porque olvidé que te conocí
reconocí que te olvidé.....
Sucumben en el fondo del mar
las ilusiones de amor y pasión
navegantes inquietos en mi barca,
que fondeaban fiel en tu puerto.
Fuego, arrogancia y embeleso
en un huracán de dulces caricias,
al saborear el elixir de tu amor
y abrazar el aroma de tu dulzura.
Contemplo los mares y reconozco
que el paraíso estuvo en mi sueños,
que el cielo nunca lo hube conocido,
y que no logro hundirte…en el olvido.
José Gerardo Verdeja y Gisela Villarroel (gisell_v)
(Jaime Sabines)
No me hables, si quieres, no me toques,
no me conozcas más, yo ya no existo.
Yo soy sólo la vida que te acosa
y tú eres la muerte que resisto.
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