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25 diciembre, 2014

CALLAR CUANDO GRITAR QUIERO



Callar cuando gritar quiero,
al coludirse la boca, con un fusil embebido en ella,
para que al momento de expresarte
hagan detonar la bomba del silencio.
Ese silencio que huele a putrefacción,
ese silencio que sabe a muerte.

Callar cuando gritar quiero,
al desembocar en el fondo del océano
la idea y la razón callada,
para que la razón, sin razón fluya en el ambiente.
Ese ambiente que hostiliza,
ese ambiente que quema y arde como cáustico.

Callar cuando gritar quiero,
al  vomitar la mentira el gobernante, 
ante un pueblo encadenado,
para que la verdad se guarde en el púlpito sellado.
Ese sello que enmarca la trapacería,
ese sello que encadena la deshonestidad de la pureza.

Callar cuando gritar quiero,
al explotar el desenfreno de la violencia,
contra el hermano enfermo,
para acallar las injusticias del inepto dirigente.
Ese dirigente que es signo de mezquindad,
ese dirigente, que es símbolo del dictador, del autoritarismo.

Callar cuando gritar quiero.
Gritar, cuando callar no puedo…
¡Gritar cuando callar no puedo!

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