Hoy no quiero hablar de ti.
Así, simplemente.
Hoy, me marcho de tu vida
igual como llegué.
Así, libremente,
sin nada que me obligara.
Llora mi alma al no saber darte
un cariño diferente;
prefiero ser honesto y volar a otro nido
que herirte en cuerpo y mente.
Hoy no quiero hablar de ti.
Así, simplemente.
Mi farola dejó de encender
los besos apasionados
de los jóvenes enamorados,
se apagaron los sentires del querer,
se marchitaron las flores de mi vergel
que sin aroma cayeron al piso
por el agua sin beber,
se fueron los ecos de mi kiosco
que encendían los amores desvelados.
Hoy no quiero hablar de ti.
Así, simplemente.
Hoy me vengo a despedir.
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