Quiero que la noche de tu cuerpo
sea la frazada que siempre me cobije
y en la desnudez del arrebatado frío,
la sed de tu calor jamás me descobije.
Que tu inmensa frondosidad
me atrape en tu luminosidad,
merodeando en el presente los anhelos
para ser cauce de mi mente.
Soy uno en ti
ocupando tu espacio en el aquí,
donde ansío la comunión,
con tu sueño silvestre,
inmiscuyéndome en ti
como armonía descrita con gracia y donaire.
Logras que tu aceite diluya la adversidad
y sea yo tu afinidad,
arribando juntos en esencia
con la noche de tu cuerpo y tu presencia..
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