Ahora que me alejo,
llenos están de recuerdos mis pinceles
que radiantes pintaban
tus caricias y tus sueños.
Las venas de tus manos
que me mostraban la fuerza
y la sensibilidad de tu aliento,
la comparsa sin dobleces
donde nunca faltaba tu belleza,
los latidos de tus olas
que rugían y danzaban
en el mar de mis quizás
y hacían efervecer la lava en tu volcán.
Ahora que me alejo,
llora el chupamirto
por el gran dolor que en el dejo;
mis pinceles ya no tienen vida
para seguir pintando tu mundo,
ahora que quedó desierto...
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