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16 noviembre, 2014

CARIÑO POR LA VIDA



Siempre me embriagué de lo dulce de la vida.
Reconozco que no siempre recogí miel;
Pero, qué deleite disfrutar
 de su manjar llamado mujer,
de la exquisitez de ese fruto por nombre hijo.

Nunca perdí el sentido,
para cultivar un buen amigo,
cautivarme por los susurros del cielo,
bañarme con ese claro de luna añorado,
desnudarme ante las ráfagas
 de amor consuetudinarias.

 Ese gozo al beber  el vino que da la vida...
Amor de mis amores, 
que en el nocturnal perfecto
haces ebullición de la grandeza de este mundo.
Gracias por ese cariño inmerecido, vida.
Cariño hermoso, vives en mí.

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