¿Qué sentiré el día de mañana cuando
parta a otros horizontes?
¿Llorarán mi partida o veré cumplida mi
petición?
Esa petición de que no haya lágrimas en
las gentes,
que sea felicidad, no infelicidad,
que sea fiesta, no velorio,
sino como una bella canción.
Disfrutar que estaré descansando para la
eternidad;
estaré viendo a las gentes que me darán el
último adiós.
Algunas sólo para cumplir, aunque sé que
las más,
me
irán a despedir por amistad
a ese viaje sin retorno, sólo con boleto
de ida, ya que moraré con Dios.
¡Ah! Y sólo, sin compañías.
¿Qué reflexionaré, cuando vea a todos esos
seres a mí alrededor?
¿Me motivaré para decirles todo lo que
sentía por cada uno de ellos,
sin
hipocresías o me quedaré mudo, sin decir ni media palabra?
¿Seré conservador? ¿ Me portaré
amable con ellos y respetuoso
como buen anfitrión? ¿Volveré a la tierra,
de la cual un día me desprendí?
¿Estaré todo arenoso?
La única certeza en mi recorrer de esta
vida,
la cual fue con mucha bendición,
era que algún día iba a partir.
Como decía el gran poeta sevillano,
Antonio Machado:
“Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.”
¡Ah!, qué dicha mi querido poeta, estar
ligero de equipaje…
Perfectamente
plasmado.
Pediré que antes de partir, me pongan en
un costal colosal,
esos higos que tanto me gustaban, la
sandía fresca que me apetecía
por las noches, las ricas y rojas manzanas
que disfrutaba con gran placer,
en algunas ocasiones con sal; o ese pecho
de ternera, con el cuál me
relamía los dedos. Que si no había, hacia
berrinches.
Si, ya lo pensé, pediré que me los pongan
para llevar, por si me da
hambre al caminar.
¿Qué recuerdos de mi mente borraré, cuando ya esté listo en mi traje de
cedro, (bueno eso creo)? ¿Tendrá mi cuerpo
ese olor a las montañas de la
región mediterránea? ¿ Qué será
mí trasminar? ¿Tendrá ese horrible olor
a
expiración, a formol, percibiendo como me pudro?
¿Me tocarán la pieza que tanto disfrutaba?
¿O dirán “mejor no”, porqué nos va a
volver a la realidad?
¿Me maquillarán como nunca imaginé, con
maquillaje de mujer -de la
que tanto amaba- o me dejarán al
natural, con simplicidad?
Pero bueno, solamente puedo
pensarlo, no puedo decir nada, ya estoy
Atrapado. Me iré a ese lugar que he
soñado, donde todo es bello,
donde no hay crueldad, donde todo es
educado,
donde el remanso tiene
como sello.
Desde allá, les enviaré mails, para seguir
con la relación.
Les contaré de los grandes jardines
por los cuales caminaré,
y de todo lo que se trabaja allá por la
renovación.
Por lo pronto hoy me despido, tengo
que dormir...
¡Hasta mañana, por siempre!