Dulce pócima que recorre todo mi cuerpo
y te vas infiltrando poco a poco en suave regocijo.
Transitas como saeta todos los rincones
con tu inocencia inyectada, sin tiempo ni altura.
Poco serviría el amarte
si tu veneno no me fuera agradable
y disfrutara tanto de esa sensación de fluir tu escalofrío,
sobreviviendo a la intensa herida de amar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario