Cuando el cielo apareció en mi ventana
y me tomó de la mano,
para llevarme a volar, te presentí.
Me trasladó a lugares jamás vistos
por intelecto humano:
Eran jardines, que en su despertar,
se bañaban con un verde pasto de gloria
y se hacían distinguir en ese edén;
sauces grandiosos con ramas
florecientes de esperanza,
orquídeas con el suave dejo de la fe,
alcatraces con un hermoso sueño de libertad,
tulipanes tejidos en alfombra
donde paseaba la alegría;
jacarandas que con nostalgia
abrazaban dulcemente el encanto del amor,
gardenias en acogedora emoción
embelleciendo las almas.
Y fue en ese volar
que bellamente te presentí, Amor lindo.
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