la inspiración de tu vida,
tu recato que me inspira,
tu versatilidad que
con grata habilidad me mira.
Es tu soplo la tempestad,
la vela a la cual me acoplo,
la verdadera potestad
donde fluye tu palabra,
tu sentimiento
que es mi esperanza
y tu rostro
siendo verdad confesa
¡No hay pecado!
Eres la marea
pegada al cielo,
construyendo cauces
donde naufragan
nuestros cuerpos y
nuestros corazones
latiendo, quedo... muy quedo.
latiendo, quedo... muy quedo.
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