Reposas
como mar en calma
y en la quietud de tus días
te llevas a lo lejos la brisa
llenando el calor de tu alma.
Eres palabra
de piel salada
que entra en el néctar
de mi soledad obligada.
Te brindas en caricias
y entramos en debate
de abrazos y sonrisas,
amor amante.
Tienes en tus lunas el cielo
lleno de flores
arreciando tus candores,
entregando el corazón sin celo,
mujer bella,
de tus lunas
el cielo...
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