Correteando
jugábamos por los campos de tu cielo;
flores enrojecidas embebidas de tu amor
eran testigos del encuentro
adornando nuestras almas
y tu limpio corazón.
Luces plenas,
resplandecientes de calor,
nos acompañaban alrededor.
Sueños de plata
sentados reían llenos de emoción,
planeando un viaje a otro planeta,
cantando tu canción.
Te veía de mi enamorada,
me veía de ti enamorado,
entre juegos con las flores,
tomados de la mano
latían nuestros corazones,
y con palabras inventadas,
jamás antes usadas,
nos jurábamos adoración.
Tirados en el campo
mirábamos el firmamento,
y así nos fuimos,
entre el azul del cielo
y las nubes de tu amor.
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