Montaña que en dulce sueño me conduce hasta ti.
Tibia agua que derrama tu manantial en una mañana silenciosa
y entre violetas repasa el amor plasmado de la noche, con el
remanso de la arboleda y el trinar de las aves.
Río que recorre su cauce y placenteramente desemboca en ti.
Árbol frondoso que me das sombra y cobijo en el alegre campo
de la vida.
Todas las sendas me llevan al centro de tu corazón, como única
manera de fundirnos en predilecta adoración...
Mujer de mi camino.
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