De pronto, sacas fuerza del brillo de la primavera y descalzo caminas por el bosque de tu vida, que entre amaneceres se deleita de la ruta encontrada y ve clarear el sol como el ánimo en el alma.
Juegas con tu sentir y olvidas la negrura atrasada, siempre con la esperanza de una nueva aurora, colocándote tu traje ligero, de piel nueva; tu camisa de alegría, para dar gracias por el nuevo día; zapatos renovados de paso firme, con calcetines suaves que te hagan estar conforme y ayuden a aliviar el peso de lo que te oprimía y tenía preso.
Así, de pronto, te atreves y tomas fuerza del brillo de tu ser.
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