Me sorprende la tristeza
sin ser mi favorita
Hoy llegó y se posó en mi tibieza.
¡No la vi!
mas de pronto se integró a mi cuerpo
con caricias provocadas.
Su labia lisonjera entró en mí,
despacio, adueñándose
del calor de mi suspiro
y del torrente de mi ser.
Derritió el momento de mi sueño
y zafó el abrazo de mi piel,
cortando el jardín de mi alegría
que florece cada día.
Cuidaré cada momento
para evitar vivirla
en otro encuentro
y dar paz a mi alegría
para que brille, cada día.
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