Hoy,
percibí tu beso
sin caricia;
el sabor
de tu saliva
era, a distancia
de medio día...
Invisibles
tus noches,
donde apagas,
la luz
de mis deseos...
Derramo
la puntualidad
de mi amor
sobre ti,
la impericia
para saber
amarte;
y la delicia
de reposar
en tu caricia...
Encuentro
en el camino,
lo lejos y lo cerca
del intento,
el día y la noche
de un suspiro,
la piedra
que muerde
la pisada
en un instante;
el ahogo del cielo
ante lo injusto
y su deshielo;
la insensatez
del hombre avaro
y su destino.
No sé
si me regreso
o continúo
en el camino...
Sé que me iré,
Sé que volaré;
pero, tu presencia...
tu esencia,
siempre quedará.
Gracias por tu arena
que a mi playa llegó
y revolcó mi corazón.
Sé que me iré.
Sé que volaré...
Estarás en mis sueños,
en mi almohada
y en mi cama,
en el verso original
que en el papel
se entrega
y se pinta
de colores;
estarás debajo
del puente
por el cuál cruzo
diariamente,
estarás en el agua
que corre
por el río
y es mi suspiro,
estarás en todos lados,
si, en todos lados!,
porque eres el ansía
que mi corazón
piensa
y el fragmento
del bello soneto
donde duermo...
Nos encontramos
en este lugar,
pero ya habíamos
agitado nuestras vidas
en otros mundos...
Prendado del talle de tu cuerpo...
Suspendido, en la solapa de tu
sentimiento...
Estás en algún lugar
aún no visualizado,
estás en una caricia
sin tiempo
ni espacio,
estás en el libro
de la historia
y susurrando
acompañas las horas
de un día nublado.
Estás donde debes estar,
aunque yo,
no te haya acariciado...
Demos,
rienda suelta
a nuestras pasiones,
que al fin y al cabo;
a sorbo y sorbo
apagaremos
poco a poco,
el desenfreno
que nos envuelve...